viernes, 25 de febrero de 2011

La alegría


“La alegría no está en las cosas, se halla en nosotros” Richard Wagner.

¿Eres capaz de ver lo cómica de cada situación, de lo que dices, de lo que piensas?
- Sí: FELICIDADES
- No: CARIÑO, TENEMOS UN PROBLEMA.

Prueba a reír, échate unas carcajadas aunque no tengas ganas. Es el momento de recordar cómo era y si puedes hacerlo. 
¿Ya has expulsado suficiente tensión?, ¿has puesto en marcha los músculos de la cara y empezado a segregar endrofinas desde tu cerebro?, ¿ya te has dado permiso para reír?.

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Empieza a recordar situaciones tristes, complejas o de tensión que hayas vivido, esas que te cambiaron el caracter risueño que tenías cuando eras pequeño/a. Ahora míralas como si se estuvieran representando en un escenario.
No las cortes aunque haya pasado mucho tiempo, simplemente déjalas que se desarrollen ante tus ojos/mente.
Más adelante podras ver las claves de lo que se suele repetir en tu vida, o como reaccionas ante determinadas actitudes y situaciones, o incluso los miedos que tienes.

Ahora que sabes que todo es seguro, que estás tranquilamente delante del ordenador: cambialas en tu visualización, el teatro se transforma y se extiende un aire lúdico. Salen globos y confeti, payasos y títeres, cambian las luces y aparecen animales con sombreros. 
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Recrea otra vez esas situaciones pero en clave de humor. Tú eres tu propio guionista, revisa lo que no viste en su momento y ves ahora. Lo que sucedió lo ves desde fuera, desde lejos, o desde lo alto. Aunque haya pasado hace cinco minutos: YA HA PASADO, pum, se fue, ya no volverá a ser. Todo pasa y todo cambia; ya puedes ver lo gracioso que era, o lo dulce, o lo alegre.

Hazlo así con todos los recuerdos que afloren, de uno en uno. No tienen por qué ser todos ahí, sino que lo puedes hacer durante varios días. Eso sí, te recomendaría que los apuntaras, para repasarlos luego.
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Al terminar date un abrazo mental, o que sean todos los que estaban en tu obra. Besitos y felicidades; ya puedes reirte de la vida y tomarte un poco menos en serio para ser más responsable contigo mismo.

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LA ALEGRIA SE APRENDE. Sí, se aprende a ser alegre y el aprendizaje de la alegría debería ser tarea primordial en el hogar y en la escuela. Si es verdad, como diría R. Guardini, que "Educamos más por lo que somos que por lo que hacemos o decimos"..., ser adultos alegres, cambiar nuestras actitudes deprimentes, negativas y derrotistas por otras entusiastas, positivas y esperanzadoras, sería la "conditio sine qua non", de una educación para los valores humanos.

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