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lunes, 3 de enero de 2011

El código del samurái

El mejor artículo sobre samuráis aquí:


 

En la guia didáctica de la exposición de Kurosawa, escrita por Nerea Landajo y Juan Pablo Ballester, aparecía el código del samurái.  El Bushido Shoshinshu es un tratado escrito por Taira Shigeshuke a finales del siglo XVII sobre la ética samurái.
Una reflexión (parece mantra u oración) que comprende o asimila las normas de comportamiento de los guerreros japoneses. Es esta:

No tengo padres, hago del cielo y de la tierra mis padres.
No tengo poder divino, hago de la honestidad mi único poder.
No tengo medios, hago de la sumisión mis miedos.
No tengo poderes mágicos, mi fuerza interior es mi magia.
No tengo vida ni muerte, la eternidad es mi vida y mi muerte.
No tengo cuerpo, hago de la fortaleza mi cuerpo.
No tengo ojos, hago del reglamento mis ojos.
No tengo miembros, la rapidez son mis miembros.
No tengo designios, hago de la oportunidad mis designios.
No tengo milagros en mi vida, mi destino es mi milagro.
No tengo principios, hago de la adaptabilidad a todas las cosas mi principio.
No tengo amigos, hago de mi mente mi único amigo.
No tengo enemigos, hago de la imprudencia mi único enemigo.
No tengo armadura, hago de la buena voluntad y de la justicia mi armadura.
No tengo castillos , hago de la firmeza de mi mente mi castillo.
No tengo espada, hago de la acción de la mente mi espada.
De donde he sacado esta imagen (que no quiere decir que sea el original, de hecho lo dudo mucho), viene también este credo pero un poco variado:

No tengo parientes, Yo hago que la Tierra y el Cielo lo sean.
No tengo hogar, Yo hago que el Tan T'ien lo sea.
No tengo poder divino, Yo hago de la honestidad mi poder divino.
No tengo medios, Yo hago mis medios de la docilidad.
No tengo poder mágico, Yo hago de mi personalidad mi poder mágico.
No tengo cuerpo, Yo hago del estoicismo mi cuerpo.
No tengo ojos, Yo hago del relámpago mis ojos.
No tengo oídos, Yo hago de mi sensibilidad mis oídos.
No tengo extremidades, Yo hago de la rapidez mis extremidades.
No tengo leyes, Yo hago de mi auto-defensa mis leyes.
No tengo estrategia, Yo hago de lo correcto para matar y de lo correcto para restituir la vida mi estrategia.
No tengo ideas, Yo hago de tomar la oportunidad de antemano mis ideas.
No tengo milagros, Yo hago de las leyes correctas mis milagros.
No tengo principios, Yo hago de la adaptabilidad a todas las circunstancias mis principios.
No tengo tácticas, Yo hago del vacío y la plenitud mis tácticas.
No tengo talento, Yo hago que mi astucia sea mi talento.
No tengo amigos, Yo hago de mi mente mi amiga.
No tengo enemigos, Yo hago del descuido mi enemigo.
No tengo armadura, Yo hago de la benevolencia mi armadura.
No tengo castillo, Yo hago de mi mente inamovible mi castillo.
No tengo espada, Yo hago de mi No mente mi espada.

Los códigos del samurai

Estos son los siete principios
que rigen el código de Bushido, la guía moral de la mayoría de samurai de Rokugan. Sed fieles a él y vuestro honor crecerá. Rompedlo, y vuestro nombre será denostado por las generaciones venideras.


1. GI - Honradez y Justicia

Sé honrado en tus tratos con todo el mundo. Cree en la Justicia, pero no en la que emana de los demás, sino en la tuya propia.
Para un auténtico samurai no existen las tonalidades de gris en lo que se refiere a honradez y justicia.
Sólo existe lo correcto y lo incorrecto.

2. YU - Valor Heroico

Álzate sobre las masas de gente que temen actuar. Ocultarse como una tortuga en su caparazón no es vivir.
Un samurai debe tener valor heroico. Es absolutamente arriesgado. Es peligroso. Es vivir la vida de forma plena, completa, maravillosa. El coraje heroico no es ciego. Es inteligente y fuerte.
Reemplaza el miedo por el respeto y la precaución.
 3. JIN - Compasión
Mediante el entrenamiento intenso el samurai se convierte en rápido y fuerte. No es como el resto de los hombres. Desarrolla un poder que debe ser usado en bien de todos.
Tiene compasión. Ayuda a sus compañeros en cualquier oportunidad. Si la oportunidad no surge, se sale de su camino para encontrarla.
4. REI - Cortesía

Los samurai no tienen motivos para ser crueles. No necesitan demostrar su fuerza. Un samurai es cortés incluso con sus enemigos. Sin esta muestra directa de respeto no somos mejores que los animales.
Un samurai recibe respeto no solo por su fiereza en la batalla, sino también por su manera de tratar a los demás. La auténtica fuerza interior del samurai se vuelve evidente en tiempos de apuros.

5. MEYO - Honor

El Auténtico samurai solo tiene un juez de su propio honor, y es él mismo. Las decisiones que tomas y cómo las llevas a cabo son un reflejo de quien eres en realidad.
No puedes ocultarte de ti mismo.
6. MAKOTO - Sinceridad Absoluta

Cuando un samurai dice que hará algo, es como si ya estuviera hecho. Nada en esta tierra lo detendrá en la realización de lo que ha dicho que hará.
No ha de "dar su palabra." No ha de "prometer." El simple hecho de hablar ha puesto en movimiento el acto de hacer.
Hablar y Hacer son la misma acción.

7. CHUGO - Deber y Lealtad

Para el samurai, haber hecho o dicho "algo", significa que ese "algo" le pertenece. Es responsable de ello y de todas las consecuencias que le sigan.
Un samurai es intensamente leal a aquellos bajo su cuidado. Para aquellos de los que es responsable, permanece fieramente fiel.
Las palabras de un hombre son como sus huellas; puedes seguirlas donde quiera que él vaya.




Hagakure
Significa "oculto bajo las hojas", está inspirado en el célebre código Bushido (vivir incluso cuando ya no se tienen deseos de vivir), sus preceptos filosóficos y ética trascendental.

Hay que saber morir en cada instante de la vida, se vive el instante, el aquí y ahora, sumido en el eterno presente.
Para el Samurai, es preferible la muerte  a vivir una vida indigna o impura. Eso transmite el HAGAKURE.
El Hagakure fue el libro de cabecera de Yukio Mishima, guardado durante siglos en secreto.
La vía del Samurai reside en su aceptación y comprensión de la muerte.
En el enlace siguiente encontrareis preciosas historias que denotan la postura del samurái ante las circunstancias de la vida.
http://www.bibliotecasvirtuales.com/biblioteca/LiteraturaAsiatica/Hagakure/Hagakure.asp

El samurai era una especie de caballero templario, como los que practicaban artes marciales en los que prima la destreza y habilidad, pero sobre ella la mente que es la que dirige con un elevado nivel espiritual. El código de honor era rígido con ritos estrictos ( la película de kurosawa "los siete samuráis",  lo documenta muy bien visualmente) como correspondía a la sociedad estratificada japonesa de su momento.

Las influencias que templaron su férreo carácter fueron tres: el budismo zen, el shinto y las enseñanzas de Confucio. El zen no fomenta la violencia pero la apoya en forma pasiva, debido a su actitud respecto de la muerte. Provenientes de ésta doctrina, la indiferencia frente a las privaciones físicas y la terquedad atrajeron particularmente a la clase samurai, así como la creencias estoicas basadas en la fe en el destino y la sumisión a lo inevitable, que tomaron de la misma fuente. El culto del shinto recalcó la suprema lealtad al soberano, la adoración a la naturaleza y los antepasados y el patriotismo. De Confucio, filósofo chino del siglo IV a.C., heredaron una actitud compasiva y tolerante. Estrechamente vinculados, estos códigos portaron el fundamento para el bushido, doctrina moral y filosófica de los samurais que puede traducirse como "código de conducta adecuada para el caballero combatiente japonés". El Viajero Ilustrado advertirá que muchos años después encontramos esta misma psicología en los escuadrones suicidas y los aviones kamikaze, literalmente "pilotos del viento divino".



Finalmente eran humanos, así que muchos servían a su señor estuvieran o no de acuerdo con lo que les tocara hacer; y otros se erigieron en sus propios amos o señores feudales.

 El Shogunato- la época.

En el siglo XI comenzó el ascenso de la casta guerrera en Japón. Antes de que terminara el siglo XII ya había impuesto al Japón un sistema de gobierno militar que habría de perdurar, con diversas modificaciones, por casi 700 años. A este prolongado régimen de dictadura militar hereditaria se le conoce como Shogunato (shogun era el comandante militar) y duró de 1192 a 1867.
Para la segunda mitad del siglo XII el emperador se había convertido en un símbolo de la soberanía japonesa, recluido en Kyoto. En Japón se imponía la fuerza armada de familias guerreras dispersas por el territorio. En esa época (siglo XII), las dos familias más importantes eran los Minamoto y los Taira. 

Estas familias luchaban por la posesión de la tierra cultivable del Japón, que ocupa un 20% del territorio. Finalmente, dominaron los Minamoto; y el jefe de esta familia, Manamoto Yoritomo, fue nombrado shogun (comandante militar) en 1192 por el emperador. A partir de entonces, el shogun fue virtualmente la autoridad suprema de Japón.

El shogun nombró una serie de gobernadores militares (shugo) que guardaban el orden en todo el territorio japonés y servían al shogunato. A cambio de su lealtad al shogun, los shugos recibían tierras. Así el poder político se asoció al poderío militar y a la propiedad territorial. 

Con el tiempo, los shugos dejaron de ser simples guardias territoriales para convertirse en una versión oriental de señores feudales, llamados daimyo. Estos daimyo o señores consolidaron la primacía del espíritu guerrero en Japón. 

Siendo un país dividido por empinadas montañas, la isla nipona era una tierra difícil de controlar para un gobierno central. El emperador necesitaba huestes de guerreros montañeses capaces de hacer sentir todo el rigor de la autoridad, aún en las aldeas más remotas. Surgieron entonces estos sirvientes- guerreros-recaudadores de impuestos pero, con el transcurso del tiempo, cayeron en la cuenta de que podían ser mucho más. A fines del período Heian, alrededor del año 1200, los samurais tomaron el control de las tierras y distritos que antes administraban para el emperador y establecieron un nuevo gobierno.
 
Con el crecimiento del sistema feudal, basado en la lealtad personal y de la familia, surgió el más famoso de los tipos japoneses: el samurai o guerrero caballero. Los samurai eran los “guardias profesionales” de los daimyo. La palabra samurai significa literalmente "servir". Cada daimyo tenía uno o varios samurai que protegían su tierra y su poder, y luchaba por él en la guerra. Originalmente, el término samurai se usó para nombrar a los guerreros aristócratas; pero después se aplicó a toda la casta guerrera que dominó Japón durante los shogunatos (siglo XII al XIX). La importancia e influencia de los samurai aumentó con el paso de los años. Algunos samurai eran miembros de las familias en el poder, otros eran contratados. A cambio de su lealtad al daimyo, los samurai recibían tierras y tributos. El cargo de samurai se volvió hereditario y así se fundaron las dinastías de samurai.
La casta de guerreros adquirió características que lo situaron aparte del resto de la población. Los samurai estaban vinculados por un código de ética y conducta conocido como bushido (el bushidō 武士道, bushidō es un término traducido como "el camino del guerrero". Es un código ético estricto y particular al que muchos samurái (o bushi) entregaban sus vidas, que exigía lealtad y honor hasta la muerte. Si un samurái fallaba en mantener su honor, podía recobrarlo practicando el seppuku (suicidio ritual), que los convirtió en un ejemplo de conducta para las clases bajas. Asimismo, sólo a los samurai se les permitía portar las armas supremas de la guerra japonesa, las espadas que se blandían a dos manos y eran objeto de veneración casi sagrada. En esa época de guerras hasta los campesinos llevaban espadas, pero sólo los samuráis podían llevar dos, llamadas daisho, como distintivo de su status exclusivo como guerreros. Estas dos armas, la larga katana y la wakizashi, más corta, se llevaban juntas, aunque normalmente no se utilizaban a la vez como armas. Los samurai utilizaban la katana para defenderse y atacar y, por eso, nunca incluyeron como defensa los escudos, a diferencia de los caballeros europeos. Gracias a la resistencia del acero, podían bloquear y desviar golpes que habrían hecho añicos cualquier arma de acero ordinaria. Por otro lado su cortante filo le otorgaba la habilidad de rebanarle hasta los huesos a un oponente. Estas dos cualidades eran el resultado de la destreza y experiencia que los espaderos habían acumulado a lo largo de siglos de experimentación. Ninguna otra espada, pudo compararse con estas armas japonesas.

Por otro lado, los samurai tenían los privilegios de las clases altas: poseían tierras y no tenían límites para viajar. Durante una época los samurai tenían el derecho de cortarle la cabeza a los comuneros que los ofendieran.

Durante el periodo Edo (1603 a 1867), una era de paz, los samurai se dedicaron a los estudios intelectuales como literatura, historia, filosofía o meditación. También se dedicaron al comercio o se integraron a la burocracia. En 1867 renunció el último shogun y se reinstaló el emperador como el poder legítimo en Japón (época conocida como restauración Meiji). En 1871 los privilegios de la clase samurai fueron oficialmente suprimidos. Los daimyo simbolizaban su dignidad. En el moderno Japón ya no había lugar para el guerrero a la antigua.

La abolición de los privilegios de los samurai causó problemas sociales. En 1876-1877 hubo una rebelión de samurai liderada por Saigo Takamon. Los rebeldes samurai se enfrentaron con sus armas tradicionales al ejército del emperador, armado con tecnología bélica europea. Los samurai fueron completamente derrotados por el ejército nacional, murieron cerca de 20 mil de ellos. Este fracaso marcó el final de la era de los guerreros. Sin embargo, aunque actualmente los samurai no tienen ningún status oficial en Japón, los descendientes de sus familias gozan de estima entre la población japonesa, especialmente la rural. 
Fuente: http://aidaahome.blogspot.com/2010/06/el-samurai-el-ser-mas-honorable-del.html 
Imagen hierba, imagen 3 samurais.


Fuente: http://exiliocromatico.blogspot.com/2009/11/el-camino-del-samurai.html
Un gran y completo artículo, el mejor para leer.