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jueves, 12 de julio de 2012

¿La suerte existe?


Pues claro que sí, pero lo que importa es lo que hacemos con lo tenemos.
Hay gente que la favorece consiguiendo el mejor ambiente y receptividad de los demás con su confianza en sí misma.
Otros que están en el momento oportuno. Para mí, eso es que su intención positiva en la vida les lleva a que se reproduzca en el mundo real.


Aquí tenemos una reflexión que yo ya había leído pero no creo haberla puesto antes.


“Una historia china habla de un anciano labrador que tenia un viejo caballo para cultivar sus campos. Un día, el caballo escapó a las montañas. Cuando los vecinos del anciano se acercaban para condolerse con el y lamentar su desgracia, el anciano les repitió: ¿Mala suerte?  ¿Buena suerte?  ¿Quién sabe?.
Una semana después, el caballo volvió con una manada de caballos salvajes.  Entonces los vecinos felicitaron al labrador por su buena suerte. Este les respondió: ¿Mala suerte?  ¿Buena suerte?  ¿Quién sabe?
Cuando el hijo del labrador intento domar uno de aquellos caballos salvajes, cayo y se rompió una pierna. Todo el mundo considero esto como una desgracia. No así el labrador se limito a decir: ¿Mala suerte?  ¿Buena Suerte?  ¿Quién sabe?
Unas semanas mas tarde, el ejercito entró en el poblado y fueron reclutados todos los jóvenes que se encontraban en buenas condiciones. Cuando vieron al hijo del labrador con la pierna rota, lo dejaron tranquilo. Había sido ¿Buena suerte?  ¿Mala suerte?  ¿Quien sabe?" Fuente
En Digitalec nos explican un experimento que se realizó para descubrir el factor suerte, su resumen del proceso es este: 
 "Richard Wiseman (psicólogo) publicó avisos en periódicos nacionales para que las personas que se sintieran sistemáticamente afortunadas o desafortunadas se pusieran en contacto con el.
Cientos de mujeres y hombres se presentaron como voluntarios para la investigación y durante varios años Wiseman los entrevistó. Hizo un seguimiento de sus vidas e hizo que fueran parte de diferentes experimentos.
 Los resultados revelan que a pesar de que estas personas casi no tienen idea de cuáles son las causas de su suerte, sus pensamientos y comportamientos son responsables de gran parte de su buena o mala suerte. 
Tomemos el caso de posibles oportunidades. Las personas afortunadas se enfrentan a tales oportunidades en forma sistemática, mientras que las desafortunadas no.

Wiseman llevó a cabo un experimento sencillo para descubrir si esto se debía a diferencias en su capacidad para descubrir tales oportunidades. Entregó un periódico a personas con buena y con mala suerte, y a cada una de ellas les pidió que lo miraran y que le dijeran cuántas fotografías aparecían en el mismo. 
Sin advertirles, entre las hojas del periódico, puso un mensaje grande que decía “diga al experimentador que leyó este mensaje y ganará USD 50”.
El mensaje ocupaba media página y estaba escrito en una tipografía de más de cinco centímetros de alto. Estaba a la vista de todos, pero las personas con mala suerte tenían la tendencia a pasarlo por alto mientras que aquellas con buena suerte sí lo veían.

Las personas con mala suerte también suelen estar más tensas que las afortunadas, y esta ansiedad obstruye su capacidad para identificar lo inesperado.
Consecuentemente, se pierden oportunidades porque están muy concentrados en buscar otra cosa. 
Van a fiestas con la intención de encontrar la pareja perfecta, y se pierden oportunidades de hacer buenos amigos. Ojean los diarios con la determinación de encontrar ciertos tipos de clasificados de empleos y se pierden otros tipos de empleos.
Las personas afortunadas son más relajadas y abiertas, y por ese motivo ven lo que está disponible y no sólo lo que están buscando
En última instancia, la investigación reveló que las personas afortunadas generan buena suerte a través de cuatro principios.

1) Son habilidosas para crear e identificar oportunidades fortuitas,
 2) toman decisiones afortunadas  siguiendo su intuición, 
3) generan profecías auto-cumplidas a través de expectativas positivas, 
4) adoptan una actitud más elástica que transforma la mala suerte en buena fortuna.

Hacia el final del trabajo Wiseman se preguntaba si estos principios se podrían utilizar para generar buena suerte. 
Le pidió a un grupo de voluntarios que pasara un mes haciendo ejercicios diseñados para ayudarlos a pensar y comportarse como personas afortunadas. ¡Los resultados fueron espectaculares! 
Estos ejercicios los ayudaron a identificar oportunidades fortuitas, seguir su intuición, esperar ser afortunados y ser más fuertes ante la mala suerte.
Un mes después, los voluntarios volvieron y contaron lo que les había pasado. Los resultados fueron espectaculares: el 80 por ciento de las personas era entonces más feliz, estaba más satisfecha con su vida y, quizá, lo más importante, eran personas con buena suerte". Fuente
Richard Wiseman "además de ser un eterno investigador de los entresijos de la conducta humana, también fue el buscador del chiste más divertido del mundo y de la frase para ligar más ingeniosa. Y se ha convertido en uno de los grandes estudiosos de la suerte (incluso ha fundado la llamada Escuela de la Suerte). A su juicio, sólo el 10 % de nuestra existencia es aleatoria; el 90 % restante se define por nuestra forma de pensar". Fuente
 Àlex Rovira y Fernando Trias de Bes, escribieron un libro, La buena suerte (Ed. Empresa Activa), en forma de fábula para empresarios, los autores elaboraron un decálogo para preparar las circunstancias para optimizar la buena suerte:
1) Es necesario que la persona cree su buena suerte. La suerte, en general, no dura mucho tiempo, pero la buena suerte, la que nace de la responsabilidad sobre la propia vida, dura siempre, porque la crea uno mismo.
 2) Hay muchas personas que quieren tener buena suerte, pero son pocos los que deciden ir a por ella.Siempre hay más gente dispuesta a invertir en los juegos de azar que la que se propone trabajar para sacar una idea adelante.
3) Es fundamental fijarse y aprender de los errores. Si uno no tiene buena suerte, tal vez sea porque las circunstancias son las mismas de siempre y es conveniente crear otras nuevas. El error es la base del cambio.
4) Se debe ser generoso. Preparar las circunstancias de la buena suerte no es buscar solamente el beneficio propio, es también crear las circunstancias para que otros ganen, así se consigue atraer la buena suerte.
5) No hay que dejar nada para mañana.
6) Hay que buscar en los pequeños detalles. Los grandes genios han sido aquellos capaces de hacer algo nuevo con lo que era evidente.
7) No hay que preocuparse por el azar. A los que sólo creen en el azar, crear circunstancias les parece absurdo. A los que crean circunstancias, el azar no les preocupa.
8) La buena suerte no se vende.
9) Es necesario ser paciente y perseverante. Para que la buena suerte llegue se debe confiar y tener fe en lo que se hace. La fórmula mágica es: imaginación por deseo igual a realidad. Imaginar da mucha energía y activa los mecanismos de percepción. Además, la fe tiene mucho que ver con la capacidad de anticipar el resultado.
10) Crear buena suerte es preparar las circunstancias para la oportunidad, que siempre está ahí. El mundo está lleno de oportunidades, pero hay que buscarlas. 


Fuente

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